Concurso Gasómetro de Avilés








Infinite Loop !
Propuesta para el Concurso de rehabilitación del Gasómetro de Avilés y la regeneración de su entorno
+año: 2025
+fase: concurso de ideas
+equipo: Fernando Arocha Ferreiro, Deiene González Uriarte, Elisabeth Schaad
El Gasómetro II se alza como un faro ciego en la geografía de la ría de Avilés: una cápsula del tiempo que ha resistido el olvido y la demolición. Su piel metálica y su silueta rotunda sobreviven como último testimonio de un pasado siderúrgico que forjó el carácter de esta tierra. La propuesta no pretende imponer un nuevo uso ni colonizar su interior con un programa forzado. Al contrario: busca respetar su silencio, preservar su dignidad y permitir que hable por sí mismo.
Frente a la tentación de la transformación, proponemos una intervención mínima, casi silenciosa: una rampa helicoidal que recorre el interior del gasómetro, siguiendo el perímetro de su geometría imponente. Este gesto sencillo —una línea continua contenida en el vacío— habilita un recorrido peatonal que permite experimentar la escala, la luz y la memoria del espacio industrial, sin alterar su esencia.
La intervención no añade un nuevo uso cerrado. Propone, en cambio, un soporte de posibilidades abiertas: un paseo contemplativo, una ascensión pausada, un mirador circular al final del trayecto. Un lugar para observar, para detenerse, para pensar. Está concebido para visitantes, vecinos y usuarios diarios del parque tecnológico donde se ubica, ofreciendo un espacio compartido de encuentro, de ejercicio, de paseo y de contemplación. Un espacio público vertical, accesible y libre, que no requiere una gestión costosa ni infraestructuras complejas para ser plenamente disfrutado. Se convierte así en un equipamiento público que no necesita más que su estructura para ser habitado.
UNA RUINA MODERNA
Construido en 1956, el Gasómetro II es una pieza singular del patrimonio industrial del siglo XX. Su forma cilíndrica perfecta, sus 73 metros de altura y su estructura metálica interna lo convierten en una catedral técnica, un contenedor monumental de energía y memoria. El paso del tiempo y el desmantelamiento del complejo siderúrgico lo han convertido en una ruina moderna: un lugar sin uso, pero lleno de significado.
La propuesta entiende que su valor radica precisamente en su carácter de objeto aislado, sin programa, en su monumentalidad vacía. No se trata de dotarlo de un contenido que le es ajeno, sino de hacerlo accesible, visible y legible para la ciudadanía.
UNA INTERVENCIÓN MÍNIMA Y REVERSIBLE
La rampa helicoidal es la única operación arquitectónica de la propuesta. Se apoya en una subestructura metálica ligera, compuesta por perfiles dispuestos en diagonal que se anclan a la envolvente interior del gasómetro. Esta estructura secundaria acompaña la geometría cilíndrica del contenedor, generando una espiral estable que recorre el perímetro interior sin alterar la percepción del vacío central.
Para garantizar la estabilidad estructural y adaptarse a las cargas de uso previstas, se plantea el refuerzo de los pilares verticales existentes, mediante la adición de un segundo perfil IPN-180 paralelo a los actuales. Esta intervención puntual, que conserva la lógica constructiva del gasómetro, asegura la integración estructural de la rampa sin comprometer la integridad del conjunto ni exigir grandes transformaciones.
El trazado continuo permite recorrer el volumen completo desde la base hasta la zona superior, siguiendo una pendiente accesible menor al 4 %. El recorrido está acompañado por elementos de iluminación y barandillas de seguridad que se integran en la estructura sin interferir en la lectura del espacio.
ACCESIBILIDAD Y EXPERIENCIA
La intervención está diseñada como un paseo universal. La rampa cumple con las condiciones de accesibilidad para personas con movilidad reducida, evitando escaleras y favoreciendo un uso inclusivo. El ritmo pausado del ascenso permite la contemplación progresiva del espacio, la percepción del cambio de luz y la relación cambiante con la estructura.
A lo largo del recorrido, se plantean aperturas puntuales en la envolvente, mediante la supresión selectiva de algunas de las bandejas horizontales del cerramiento. Estas incisiones permiten establecer miradas hacia el paisaje exterior: los Picos de Europa, la línea del mar o el tejido urbano de Avilés, intensificando la experiencia del ascenso y reforzando el diálogo entre el interior y el territorio.
En el punto más alto, la rampa se transforma en un mirador perimetral que rodea el lucernario. Desde allí se puede ver la ciudad, la ría, el trazado urbano y el horizonte industrial. El gasómetro, antes contenedor de energía invisible, se convierte así en contenedor de mirada, de historia y de ciudad.
SOSTENIBILIDAD Y ECONOMÍA DE MEDIOS
El presupuesto de la intervención ha sido reducido al mínimo indispensable. La estrategia proyectual evita demoliciones, excavaciones o alteraciones estructurales. La rampa y su sistema de apoyo están diseñados con elementos metálicos prefabricados y ensamblables, con un alto grado de reversibilidad y reciclabilidad.
La mínima intervención no solo es una elección estética y conceptual, sino también una apuesta por la sostenibilidad económica y ambiental. El mantenimiento del conjunto es prácticamente nulo. La durabilidad de los materiales y la simplicidad del sistema permiten prever un coste de explotación muy reducido.
UN LUGAR PARA LA MEMORIA COLECTIVA
El gasómetro, como vestigio del pasado industrial, tiene un valor simbólico profundo. Es un hito en el paisaje y en la memoria de Avilés. La intervención lo convierte en un lugar para el recuerdo compartido, para el encuentro con la historia, para la construcción de identidad desde el respeto y la emoción.
Lejos de la musealización o la tematización del patrimonio, esta propuesta apuesta por una poética del vacío habitado, por un gesto sutil que activa lo existente sin sustituirlo. La rampa no es más que un hilo que permite recorrer un volumen intacto. Un hilo de Ariadna para no perdernos en el olvido.









